06 Abr PRADERAS NATURALIZADAS
“La biodiversidad como herramienta para el control de plagas y enfermedades en los espacios verdes”
Los acontecimientos de las últimas semanas ponen de manifiesto la necesidad de naturalizar aquellos espacios en los que la mano del hombre ha ejercido una gran presión.
Nuestros jardines y los espacios verdes públicos y privados, en general, son un sistema complejo en los que conviven especies vegetales con animales que, lejos de ser perjudiciales para estas, favorecen sus mecanismos de reproducción y nutrición.
Un jardín estará mas sano cuanto mayor sea su biodiversidad y por tanto mejores sus mecanismos de auto-regulación. La presencia de insectos, como himenópteros, favorecerán la polinización y estos a su vez: atraerán distintas variedades de aves que regularán las poblaciones de insectos y estimularán nuestros sentidos con hermosos cantos y sonidos; anfibios; reptiles y en consecuencia mamíferos.
Una pradera semipermanente, pluriespecífica, cubrirá la superficie del suelo proporcionando estabilidad y evitando su erosión. Las raíces de las especies herbáceas, aunque no sean profundas crearán un entramado, una red, que evitará el arrastre de elementos minerales micro y macroscópicos por escorrentías naturales. Los restos secos de hojas y tallos se incorporarán mejorando la formación del suelo y permitiendo la aparición de humus, rico en nutrientes que a su vez se incorporarán a las plantas a través de su sistema radicular. Aparecerán pequeños nichos ecológicos que servirán de refugio a arañas, pequeños mamíferos roedores, insectos, anélidos y aves. Los anélidos en su movimiento bajo tierra permitirán la oxigenación del suelo y su esponjamiento, evitando la compactación y asfixia de las raíces.
Y en un sistema que se autoregula no son necesarios los insecticidas ni los pesticidas ni ningún otro compuesto químico que a través de la cadena trófica podamos ingerir, inhalar o tocar, perjudicando seriamente la salud humana, la salud de la fauna y de la flora que nos rodea.
En este sentido, una pradera formada por distintas especies vegetales, que florezcan en distintos tiempos y que perdure el mayor tiempo posible verde y hermosa, es una herramienta sencilla para mejorar nuestro entorno y por ende nuestra calidad de vida. Una pradera a la que se le permita vivir latente los meses de frio manteniendo la red de raíces que sostiene la capa mas superficial del suelo. Incluso, una pradera a la que consigamos ver hermosa durante el periodo estival, con sus inumerables hojas secas, porque sabemos que detrás de ella hay una importante labor. Una inestimable función que es la que en realidad le proporciona su auténtica belleza.